Hace más de 3.700 años, se encontraron las bases de lo que más tarde sería conocido como el teorema de Pitágoras, mucho antes del nacimiento del famoso matemático y filósofo griego. Este principio matemático fundamental, que relaciona los lados de un triángulo rectángulo, ya estaba inscrito en una antigua tabla de arcilla.
A pesar de que comúnmente se atribuye al filósofo Pitágoras la autoría de esta fórmula, registros históricos revelan su existencia más de mil años antes de que él viera la luz. La esencia del teorema de Pitágoras radica en establecer que la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa en un triángulo rectángulo, una idea elemental en geometría.
La génesis de este principio se remonta a un estudiante babilónico anónimo en Mesopotamia, mucho tiempo antes del nacimiento de Pitágoras. Este estudiante utilizó un método similar a lo que más tarde se convirtió en el teorema de Pitágoras para calcular la longitud de la diagonal en un cuadrado basado en sus lados.
A diferencia de la escuela de Pitágoras, que no dejó rastros escritos de sus descubrimientos matemáticos, los babilonios registraron sus conocimientos en pequeñas tablillas de arcilla llamadas 'imsukkum'. Una de estas tablillas, conocida como YBC 7289, data del año 1.700 a.C. y se encuentra en la Universidad de Yale.
Esta tabla presenta un cuadrado con diagonales y cifras en escritura cuneiforme que representan los lados y la longitud de la diagonal. Los números, expresados en el sistema sexagesimal babilónico, revelan el conocimiento de la relación entre el lado y la diagonal de un cuadrado, ofreciendo un valor cercano a la raíz cuadrada de 2.
Estos hallazgos respaldan la idea de que el teorema de Pitágoras no fue exclusivamente una invención de Pitágoras o sus seguidores, ya que la escuela pitagórica, siendo un grupo secreto, no dejó constancia clara de las mentes detrás de estos importantes avances matemáticos.